Mis tíos cuando vienen a visitarnos, en lugar de venir en su propio coche prefieren dejarlo en un parking low cost atocha y coger el tren con destino hacia nuestra ciudad. Entiendo que les guste viajar en el tren porque a mi también me gusta bastante. pero cuando vienes a una ciudad en la que disponemos de playas con paseos donde poder pasar muy buenos ratos es incomprensible venir sin el coche. Aunque se puede ir hasta las playas en autobús público, el viaje es un poco largo con todas las paradas que hace. A mi personalmente me encanta ir hasta la playa en cualquier época del año y siempre que puedo me acerco con mi coche. Es cierto que en verano es la época idónea para ir hasta la playa, pero en invierno tiene otro encanto diferente. No te puedes tumbar a tomar el sol pero puedes pasear por un lugar en el que estás prácticamente solo y eso es algo que me encanta. No es muy normal estar en un sitio donde no haya nadie y la playa en invierno es uno de esos lugares en los que si tienes suerte no te encuentras con nadie en bastante tiempo. 

Siempre que me siento solo o un poco deprimido la playa siempre me sube el ánimo, y siempre que puedo me acerco para pasear por la orilla del océano atlántico.

Desde que comenzó la pandemia en verano he dejado de ir hasta la playa, más que nada por seguridad y porque en mi pandilla hay uno que tiene un barco y he preferido ir hasta el barco con él que tener que estar cerca de otras personas que no conozco. 

Desde niño siempre me he sentido muy atraído por la playa, me encanta su olor, e incluso el olor a las patatillas en bolsa me hacen recordar a cuando era un niño en la playa. Este año estoy seguro de que ya voy a volver a ir a la playa de siempre ya que el temor a la pandemia ya lo he pasado.