La vida familiar cuando llega el Alzheimer

Posted by in Centros de día

La vida de muchas familias cambia el día que aparece en ellas el diagnóstico de Alzheimer. Posiblemente, llevaban ya tiempo enfrentándose a un problema realmente difícil de llevar, el de ver como un ser querido comienza a comportarse de una manera diferente, a olvidar cosas importantes o incluso dejan de reconocer a las personas que le rodean.

El diagnóstico es la confirmación de algo que ya imaginaban que estaba pasando, pero que muchas veces no querían acabar de aceptar. Y la primera fase suele ser precisamente esa, la negación. No es que la familia crea que el diagnóstico es erróneo, es más bien esa sensación tan humana de pensar que eso no puede estar pasando, que no puede ocurrirle a esa persona querida.

Pero tras esta primera fase la familia suele ponerse manos a la obra para tratar de poner todo lo que esté en sus manos para frenar el avance de la enfermedad y que su familiar esté lo mejor posible. A la vez, querrán poder conciliar su vida laboral y familiar con el cuidado de una persona que va a necesitar atención las veinticuatro horas del día.

Hay varias opciones que se pueden estudiar. Cuidadores en casa es una de ellas, pero si el enfermo se recluye en casa normalmente es perjudicial para él o para ella. Lo que necesita es recibir terapias y mucha estimulación cognitiva. Por eso, la opción del centro de día alzheimer centro Madrid es quizás la más interesante.

En el centro de día el enfermo está atendido, cuidado y a la vez recibe todas las atenciones terapéuticas que pueda necesitar. Dado que allí hay especialistas de todo tipo, la familia tiene la seguridad de que pueden atender cualquier necesidad del enfermo y que saben cómo actuar ante cualquier problema que se pueda plantear con la máxima profesionalidad.

También se puede optar por un camino intermedio: el enfermo puede estar media jornada en el centro de día y pasar la otra media jornada con un cuidador en su domicilio. Al llegar la noche, la familia se encargará ya del cuidado y la compañía siempre que no sea necesario que alguien se haga cargo durante toda la noche.

A menudo, las necesidades del enfermo van variando según avanza la enfermedad, por lo que hay que estar abierto a diferentes posibilidades e ir realizando todo tipo de cambios según la situación los va pidiendo.