La irrupción de grandes minoristas en internet, unido al auge de la segunda mano online, están transformando el sector del mueble en España. Con todo, un porcentaje de nuestros consumidores sigue prefiriendo encargar muebles a medida en lugar de adquirirlos con diseño, tamaños, colores, etcétera, predefinidos de fábrica.

La búsqueda de exclusividad es una de las razones que explican el éxito del diseño de armarios a medida en Ourense, por ejemplo. Parámetros como el material, el acabado o las dimensiones exactas pueden personalizarse al gusto de cada cliente, de forma que recibe un mueble único, adaptado al 100% a las características de su vivienda. De este modo, en lugar de adaptar la decoración al mobiliario disponible, son los muebles los que se adaptan a la decoración disponible.

Ligado al concepto de exclusividad está el de atemporalidad, pues el mobiliario fabricado al gusto, artesanal incluso, resiste el paso del tiempo mejor que los productos mayoristas, dirigidos a un gran público y basados en tendencias y líneas de diseño predominantes en la actualidad. Es imposible conocer el devenir de las modas; si los estilos nórdico o boho chic quedarán obsoletos en pocos años o si perdurarán en el tiempo: lo único seguro es que los muebles personalizados nunca pasarán de moda para su propietario.

Así, los muebles diseñados a medida para un cliente presentan una adaptabilidad superior a los que se comercializan al por mayor. Naturalmente, los interesados no precisan conocimientos de carpintería. Basta con indicar a la empresa proveedora en cuestión las medidas exactas y unas orientaciones básicas acerca del diseño, el acabado o el material deseado; en las cuestiones más delicadas, podrán dejarse asesorar por sus profesionales.

Los áticos, terrazas, buhardillas y otros espacios pueden reproducir formas intrincadas que dificulten la introducción de mesas, butacas, sofás y otros muebles de dimensiones medianas y grandes. ¿Una solución válida? Encargarlos al gusto, con el diseño y las medidas justas que permiten aprovechar al máximo el espacio disponible, sin renunciar a la decoración soñada.