¡Quiero un cabecero de cama! Mi mujer siempre ha estado empeñada en que tuviésemos un cabecero, pero yo nunca había entendido su función al margen del aspecto puramente decorativo. De hecho, tenía la sensación de que me iba a agobiar teniendo algo detrás de la cabeza en la cama, como si me quitara espacio o algo así. Es cierto que la mayoría de las camas de los hoteles cuentan con cabeceros, pero en un hotel se duerme de forma diferente porque sabes que es una cama temporal.

De alguna manera, en casa yo soy el poli malo con las compras y mi mujer el poli bueno. Hemos adquirido este rol y nos gusta desempeñarlo. Yo intento imponer ‘política de ahorro’ y mi mujer es más de políticas de inversión. Supongo que es una forma de completarnos. A veces yo me niego a comprar tal o cual cosa por el simple hecho de negarme, por mantener el rol y ni siquiera pienso mucho en si la compra puede ser útil o no.

Después de que mi mujer insistiera una vez más en lo del cabecero miramos cabeceros de cama de diseño por internet. Y entonces empecé a pensar en la utilidad real de este curioso objeto. ¿Queda mejor una habitación con cabecero o sin él? ¿Es más seguro? ¿Más cómodo? Por ejemplo, no había caído en la cuenta de que el cabecero te permite estar sentado en la cama de forma más cómoda, ya sea para leer o ver la tele. En mi caso, lo segundo no, porque no me gusta nada ver la televisión desde la cama. Pero sí que para leer podría estar bien.

También es cierto que tener un cabecero puede ser más ‘seguro’. Es decir, lo peor que puede pasar es que uno se dé un buen coscorrón contra la pared, pero con un cabecero te lo evitas. Pero el aspecto decorativo es también decisivo. Mirando cabeceros de cama de diseño me di cuenta que los hay fantásticos con diseños muy originales. Lo que mí en realidad no me gusta son los típicos cabeceros de madera, pesadotes y demás. Mientras no sean así, el poli malo hará la vista gorda por esta vez.