Cambio de distribuidor 

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Dicen que hay que cambiar para mejorar, pero no siempre sucede así, en cualquier ámbito de la vida. En un momento en el que todos son consignas, de vez en cuando conviene reflexionar sobre lo que realmente supone hacer cambios radicales, sobre todo a nivel empresarial. En nuestro caso, el tiro nos salió por la culata como se suele decir por no pensarnos bien el cambio que estábamos a punto de hacer.

Trabajamos en el sector de la hostelería con varios negocios modestos. No somos una cadena ni una franquicia, son solo tres pequeños locales de tapas que mimamos mucho. Hasta hace poco, teníamos un acuerdo con un distribuidor de precocinados congelados para hosteleria que iba bien. No obstante, decidieron aplicar una pequeña subida de precio, en principio justificable por el clima de inflación en el que nos encontramos. Pero a nosotros nos pareció una buena ocasión para hacer algunos cambios en el negocio, empezando por los distribuidores.

Para quien trabaje en hostelería sabrá lo importante que es asegurar buenos socios y distribuidores. La calidad del producto es clave para generar una buena imagen entre los clientes con una carta que responda a sus expectativas. O, dicho de otra forma: cualquier fallo en la materia prima puede tener consecuencias graves en la imagen de un local de hostelería.

Cuando nosotros decidimos buscar otros distribuidores de precocinados congelados para hostelería pensamos en ahorrar costes o al menos no superar el coste que teníamos hasta ese momento, un poco por temor a la inflación, pero también viendo la “oportunidad” que suponía hacer un cambio. Pero no todos los cambios han de ser positivos, por mucho que se nos venda ese concepto actualmente de forma insistente. 

Una ley de Murphy dice a este respecto que es mejor no tocar aquello que funciona bien. Pues eso es lo que nosotros deberíamos haber hecho porque tras cambiar de distribuidor durante un par de meses, tuvimos que volver al habitual con el “rabo entre las piernas” conscientes de nuestra equivocación. A veces hay que cambiar para ver lo bien que estabas antes de cambiar.