Julia se lo enseñó medio en broma, medio en serio. Como cada lunes por la tarde, había acudido a visitarla a su centro. Cuando la familia empezó a buscar Centros de dia para mayores Madrid, Pilar no quiso saber nada del tema, pero sus familiares convinieron en que era lo mejor para todos. Desde luego, se siente muy bien acompañada. Y, además, cada lunes, recibía la visita de Julia…

“¿Qué es eso que usáis los jóvenes para ligar?”, preguntó a la nieta. “He leído algo en el periódico, es algo que lleváis en el móvil”. Y entonces Julia le empezó a hablar de Tinder. Su abuela no era, en absoluto, una ignorante digital. Fue una de las primeras personas del centro que empezó a usar WhatsApp. De hecho, se encargó de enseñar a otros muchos compañeros del centro a usar esta aplicación.

De todas formas, cuando Pilar pidió a Julia que le instalase Tinder en su smartphone, la chica no le dio mucha importancia. “Una cosa es el WhatsApp y otra muy diferente Tinder”, pensó. Pero suele tomarse muy en serio todo lo que hace. Si se apunta a un curso de pintura quiere ser la Picasso del curso, si juega al tute quiere ser la que más triunfos tenga, y si tiene Tinder en el móvil, “pues habrá que usarlo”…

Semanas más tarde, Julia volvió a visitar a su abuela en el Centros de dia para mayores Madrid. Nada más llegar vio que Pilar hablaba con otra mujer, los dos móvil en mano. “¿Qué hacéis abuela? ¿Con el WhatsApp?” “Qué WhatsApp, qué WhatsApp, eso es muy aburrido, estamos haciendo matches en Tinder”.

Julia no se lo podía creer pero, efectivamente, las dos señoras estaban trasteando con la aplicación de citas. “Ya verás cuando se enteré mamá”, dijo con una sonrisa burlona. La hija de Pilar, Carmen, no era tan ‘abierta’ como Julia y no le haría mucha gracia que su madre, “a su edad” anduviese con esas cosas de jóvenes… Y vaya si no le hizo gracia cuando se presentó un día en casa con su nuevo novio. “Lo encontré en Tinder”, dijo al entrar en casa. Y todo el mundo con los ojos como platos.