Mira que me da rabia cuando voy a un supermercado y me olvido de algo de lo que he ido a comprar, aunque normalmente solo olvido cosas cuando me obligan a ir. Sin ir más lejos el otro día se me olvidó comprarle a mi madre la nata para cocinar que me había pedido para hacer un plato de pasta. Al final no me quedó más remedio que volver al supermercado aunque no me hacía ninguna gracia tener que esperar en la cola de la caja de nuevo.

Siempre les digo a mi madre y al resto de familiares que si quieres que se hagan bien las compras las debe de realizar cada uno, porque si no cada uno va a comprar lo que quiera y no siempre es del agrado de la persona para la que se ha comprado. Algo parecido me pasó no hace mucho, mi madre me mandó a comprar una lechuga pero en lugar de eso le traje un repollo, mi madre se partía de risa y yo le decía que la culpa era de ella por mandar a alguien que no come verduras ni verde a comprar algo de eso. ¿Cómo voy a saber si es una lechuga o un repollo si no los como? Hace ya unas cuantas semanas que no voy a un supermercado grande como iba antes a grandes superficies, pero con todo esto de la crisis del coronavirus prefiero entrar en un supermercado de barrio y terminar mis compras, que normalmente suele ser alcohol para el fin de semana, lo más rápidamente posible sin tener que aguantar a demasiada gente a mi alrededor. Además, cuando voy al supermercado ya intento ir a primera hora de la tarde, que es cuando los supermercados están más vacíos. Hoy seguramente voy a tener que ir a comprar lo que me voy a beber mañana por la noche, ya que ayer ya estaba mandándome mensajes uno de mis amigos para que me fuese preparando, por fortuna dos todavía podemos reunirnos porque tal y como van las cosas parece que dentro de poco nos van a volver a encerrar a todos de nuevo.