La nevera con candado 

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Ser madre o padre no es una profesión ni un oficio. Te conviertes en ello desde el momento en que das a luz. Nadie te enseña a serlo ni hay una carrera universitaria. Y aunque hoy en día hay talleres de todo tipo, incluso aquellos que enseñan a ser padres, al fin y al cabo, se aprende día a día en casa a base de mucho ensayo/error.

Mi hijo mayor tiene sobrepeso. Más o menos al cumplir los 8 años empezó a descarriarse con este tema. Ahora tiene 12 y nos hemos planteado muy en serio corregir su conducta, ¿y corregir la nuestra? Uno de los nutricionistas que habló con nosotros enfocó el problema hacia nuestro lado: nosotros teníamos la responsabilidad del sobrepeso del niño. Suena duro escucharlo, aunque una ya, lógicamente, lo ha pensado antes, pero no es fácil cuando un desconocido te lo espeta. 

¿Tengo yo la culpa de que el niño sea un adicto al queso, da igual que sea Queso Gouda, edam, emmental…? ¿Tengo yo la culpa de que no le guste el pescado y de que mire el puré como si fuera un ser del averno? Pues sí. A los padres nos cuesta mucho asumir nuestra responsabilidad, pero mientras el niño no llegue a la adultez, toca remangarse y afrontar los problemas. 

Lo primero, poner un candado (metafórico) para la nevera. Ya no se sirve nada de comida por sí mismo: somos nosotros los que se la vamos a suministrar. Tampoco se trata de ser súper radical, sobre todo al principio, porque los cambios bruscos pueden ser contraproducentes. Pero hay algo en el chico que me hace ser positiva. Aunque al principio del proceso puso morros y se enfadó, luego mostró interés por los efectos de la dieta. Noté que él mismo se daba cuenta de que tenía que cambiar la alimentación, aunque no lo dijo directamente.

¿Y su adicción al Queso Gouda? De momento, estamos consiguiendo que coma mucho menos queso, entre otros alimentos poco aptos para su edad. Creo que en cuanto note los primeros efectos de la dieta, se animará y llegará hasta el final. Estaremos siempre ahí para ayudarle.