Una madre pionera 

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Soy una mujer que me decidí por la inseminación artificial. Mi hijo está a punto de cumplir 20 años. Muchas amigas me consideran una especie de pionera por haberme arriesgado a ser madre soltera por elección en una época en la que ni socialmente ni laboralmente estaba aceptado. Y es que todavía hoy se considera como un problema aquello de ser madre soltera…

Aunque no debería dar ninguna explicación de las razones por las que decidí ser madre en esas circunstancias, las suelo dar para ayudar a dar el paso a otras mujeres… o a no darlo. Porque no me siento ni más ni menos que nadie por haberlo hecho así. Tenía 28 años, llevaba casi 6 en buen trabajo que me auguraba un futuro prometedor y sentí que era el momento de ser madre. Pero no había “padre”…

¿Por qué buscar un buen padre como quien busca un buen restaurante? No me sentía con ganas de fallar en la elección y no me sentía desesperada por tener un hombre a mi lado para ayudarme a cuidar al niño. Siempre he sido una mujer echada para adelante así que busqué información sobre inseminación artificial.

Aunque la fecundación in vitro tiene mayor tasa de éxito, aconsejados por los médicos de la clínica, decidí apostar por la inseminación artificial, más natural y menos costosa. Siempre hay quien me pregunta si conozco al “padre”. Pues no, la donación de esperma es anónima. Las clínicas de reproducción asistida tienen un banco de semen y siguen un protocolo muy respetuoso en la elección de los donantes. Así que, en este sentido, estuve súper tranquila. 

El resultado de la inseminación artificial fue un éxito y me quedé embarazada. También debo decir que, a pesar de que soy una persona fuerte, como he dicho, en determinados momentos del embarazo me vi un poco angustiada. ¿Pero dónde me he metido?, pensaba. Pero fue un proceso normal. Y tuve mucho apoyo familiar.

No sé si fui una pionera, pero fue una de las mejores elecciones de mi vida. Y siempre animo a todas las mujeres a hacerlo si sienten la necesidad. Que no piensen en nadie más, solo en ellas mismas… y en su bebé.