El valor de la tradición

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Mi tío tiene una pequeña explotación ganadera en Galicia. Durante años yo pasé algunos veranos en el pueblo cercano con mis primos. Por aquel entonces no prestaba mucha atención a las vacas, lo nuestro era jugar al escondite, hacer algunas trastadas y recolectar monedas de 25 pesetas para jugar a la máquina del bar del pueblo. ¿Quién me iba a decir que muchos años después mi trabajo iba a estar muy relacionado con las vacas?

No me dedico a ordeñarlas pero sí ayudo a vender productos lácteos desde el departamento de comunicación de larsa que sigue, por cierto, trabajando con la explotación de mi tío, de la que ya se encarga su hijo mayor. Y cuando hablamos de tradición en mi empresa no se trata de algo impostado: yo sé de lo que hablo porque lo vi de primera mano.

Antes de que surgiera la denominación oficial de “leche de pastoreo” en la explotación ganadera de mi tío ya se llevaban a cabo muchas de estas prácticas… aunque no fueran obligatorias. Nadie les pedía que las vacas debían pastar un mínimo de 6 horas durante 120 días al año: no se iba con un reloj apuntando las horas. Simplemente se hacía así porque se podía y porque se consideraba mejor para los animales.

Todas estas prácticas de respeto al animal, que se hacían de forma natural, por tradición y sin imposiciones externas, se fueron complicando a medida que aumentaba la presión de la demanda y se reducía el precio de la materia prima. En suma, el mercado derrumbó las buenas costumbres y la tradición.

Por suerte, desde hace años el mercado no solo “permite” sino que está interesado de nuevo en recuperar un modo de producción tradicional siempre incorporando, claro está, las tecnologías más avanzadas que vayan en beneficio tanto del consumidor como de los productores y de los animales.

En una empresa como larsa nos enorgullecemos de haber sido una de las primeras firmas españolas en cumplir con todos los requisitos que exige el certificado “leche de pastoreo”. Es un honor para mí difundir unos valores que yo pude asumir desde pequeño con mi familia.